lunes, 14 de junio de 2021

XI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 Mc 4, 26-34

En aquel tiempo, Jesús decía al gentío:
«El reino de Dios se parece a un hombre que echa semilla en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo fruto sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega».
Dijo también:
«¿Con qué compararemos el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después de sembrada crece, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden anidar a su sombra».
Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos les explicaba todo en privado.

LA SEMILLA

Plantar, esperar, regar, esperar. Crece la semilla, brota por los cuidados y sigue creciendo por el agua con que se riega. Esa semilla somos nosotros.

Somos sembrador y semilla. Sembramos cuando evangelizamos y somos semilla cuando nos dejamos evangelizar por la Palabra de Jesús. Brota en nosotros, crecemos, somos regados por el Espíritu.

Y es la semilla que fecundará al mundo, que lo llenará de la Palabra, de amor, de entrega y misión. Somos semilla. Crezcamos para Dios y para los demás ofreciendo lo mejor que tenemos, 

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