viernes, 8 de julio de 2022

SE REÍAN DE ÉL

 Mt 9, 18-26

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un jefe de los judíos que se arrodilló ante él y le dijo:
«Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, impón tu mano sobre ella y vivirá».
Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos.
Entre tanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó la orla del manto, pensando que con solo tocarle el manto se curaría.
Jesús se volvió y, al verla, le dijo:
«¡Animo, hija! Tu fe te ha curado».
Y en aquel momento quedó curada la mujer.
Jesús llegó a casa de aquel jefe y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo:
«¡Retiraos! La niña no está muerta, está dormida».
Se reían de él.
Cuando echaron a la gente, entró él, cogió a la niña de la mano, y ella se levantó.
La noticia se divulgó por toda aquella comarca.

SE REÍAN DE ÉL

Hoy el evangelio nos dice que cuando Jesús se puso serio a hablar de cosas serias se reían de Él. ¡Cuántas veces también se han reído de nosotros al hablar de Jesús!

Los que no le conocen, los que no aman al Señor a veces llegan a reírse o burlarse de lo que creemos y profesamos. Y nosotros les deseamos que algún día lo conozcan y se reirán por ser bienaventurados.

La alegría de creer en Jesús es muy diferente a la alegría fácil de un mundo sin Dios. Hagamos que nuestra alegría esté completa. 


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