martes, 7 de junio de 2016

ALUMBRE ASÍ VUESTRA LUZ A LOS HOMBRES


Mt 5, 13-16


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.
Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.
Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.
Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielos».


EN LO ALTO DE UN MONTE


Los montes, las montañas tienen una relevancia especial en la historia de Israel en el Antiguo Testamento: el monte Sinaí y los diez mandamientos, el monte Moria e Isaac...

Y también en el Nuevo; el monte Tabor, donde se transfiguró Jesús delante de sus discípulos, el monte de los Olivos, el Gólgota... En lo alto de un monte siempre pasa algo especial.

Por eso nos dice hoy Jesús que "no se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte". Nosotros somos esa ciudad, para que el mundo crea con nuestras obras, para que consigamos que la humanidad se eleve también hacia ese monte santo de la morada de Dios.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.