lunes, 6 de junio de 2016

BIENAVENTURADOS


Mt 5, 1-12


En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo:
«Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra.
Bienaventurados los que lloran , porque ellos serán consolados
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán la misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo, que de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros».


LOS LIMPIOS DE CORAZÓN


Hoy el evangelio nos regala uno de las enseñanzas más clarificadoras de la doctrina de Jesús, las bienaventuranzas. Bienaventurado quiere decir, dichoso, feliz. Y así debe ser y estar un cristiano siempre, feliz. No cabe otra: felices por creer en Jesús.

Y de entre las bienaventuranzas hay una que ensalza a los limpios de corazón. ¡Cuánta necesidad tiene la sociedad de hoy de corazones limpios! Jesús, José, María... vivieron con corazón limpio. 

Y un corazón limpio nos hace tener una mirada limpia. "Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios". Tengamos un corazón limpio y seremos luz para nuestros hermanos.





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