miércoles, 26 de abril de 2017

BRILLE ASÍ VUESTRA LUZ

Mt 5, 13-19

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?
No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.
Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.
Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.
Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielos».


LA LUZ Y LA SAL


Hoy, como siempre, el evangelio nos lo pone muy claro. somos la luz del mundo y la sal de la tierra. Somos luz y sal y como tal debemos vivir.

La luz ilumina, da claridad y, a veces, deslumbra. La sal da sabor, a veces cura y nos hace desear el agua. Y eso es lo que quiere decirnos Jesús hoy.

Debemos iluminar al mundo y a aquellos que nos rodean y deslumbrarles a veces, sí. Y debemos dar sabor al mundo, y a veces curarlo, sí. Y hacerle desear el agua del Espíritu, para que Él renueve los corazones.


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