martes, 1 de octubre de 2019

ENVIÓ MENSAJEROS


Lc 9, 51-56

Cuando se completaron los días en que iba a ser llevado al cielo, Jesús tornó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros delante de él.
De camino, entraron en una aldea de samaritanos para hacer los preparativos. Pero no lo recibieron, porque su aspecto era el de uno que caminaba hacia Jerusalén.
Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le dijeron:
«Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo que acabe con ellos?»
Él se volvió y los regañó. Y se encaminaron hacia otra aldea.

UNA ALDEA DE SAMARITANOS

Jesús, de camino, paró en una aldea de samaritanos. Y no lo recibieron porque se notaba que iba a Jerusalén. 

¡Cuántas veces Jesús querrá descansar en nuestro corazón y no lo recibimos! ¿Somos como aquellos que, sabiendo que era Él, no lo queremos cerca de nosotros?

Seamos siempre corazones agradecidos y receptivos al amor y misericordia de Dios.


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