viernes, 14 de febrero de 2020

LA REGIÓN DE TIRO


Mc 7, 24-30


En aquel tiempo, Jesús fue a la región de Tiro.
Entró en una casa procurando pasar desapercibido, pero no logró ocultarse.
Una mujer que tenía una hija poseída por un espíritu impuro se enteró en seguida, fue a buscarlo y se le echó a los pies.
La mujer era pagana, una fenicia de Siria, y le rogaba que echase el demonio de su hija.
Él le dijo:
«Deja que se sacien primero los hijos. No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos».
Pero ella replicó:
« Señor, pero también los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños».
Él le contestó:
«Anda, vete, que, por eso que has dicho, el demonio ha salido de tu hija».
Al llegar a su casa, se encontró a la niña echada en la cama; el demonio se había marchado.


LA MUJER ERA PAGANA

En tiempos de Jesús ser mujer no contaba mucho y si era pagana. Pero a Jesús esas cuestiones leguleyas no le interesaban.

A Jesús le interesaba la persona, su corazón, sus circunstancias, su dignidad. Y así sucedía que su trato no era como el de los demás.

Que la gente vea en nosotros servidores de Cristo, decía san Pablo. Que la gente vea en nosotros el mismo trato de Jesús.




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