domingo, 9 de febrero de 2020

V DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


Mt 5, 13-16

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?
No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.
Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.
Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.
Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo».

COMO LA AURORA

Así, como la aurora debemos ser para el mundo anuncio de un mediodía lleno de luz. Así, como la aurora debemos anunciar la luz de Cristo, sol de justicia que llega para salvarnos. Cuando digamos "Aquí estoy", brillará nuestra luz en las tinieblas, la oscuridad como el mediodía, como nos dice hoy Isaías.

Y el Salmo nos lo corrobora: "el justo brilla en las tinieblas como una luz". Quizá haya quien solo esté esperando un pequeño rayo de luz para salir adelante, aun sin saberlo. Quizá haya quien solo tenga esperanza al ver cómo brilla la luz de Cristo por nuestro testimonio. Seamos aurora. 

Anunciar a Cristo, y este crucificado, con san Pablo. "Vosotros sois la luz del mundo", nos dice el evangelio. Estamos llamados a ser luz, por lo tanto "alumbre vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo".


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