sábado, 18 de julio de 2020

XV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


 Mt 13, 1-9

Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y toda la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló muchas cosas en parábolas:
«Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron.
Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda brotó enseguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó.
Otra cayó entre abrojos, que crecieron y la ahogaron.
Otra cayó en tierra buena y dio fruto: una, ciento; otra, sesenta; otra, treinta.
El que tenga oídos, que oiga».

LA TIERRA

En la parábola del sembrador la tierra somos nosotros. Podemos ser tierra buena, tierra agreste o tierra en barbecho. aunque siempre tierra para ser sembrada.

El sembrados sabe qué hacer con nosotros, tierra que él sembrará sin importar cómo seamos, pero siempre esperando fruto de buena semilla.

El sembrador confía en la tierra, espera semillas y frutos. Lo demás queda de nuestra parte. Seamos buena tierra.

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