jueves, 17 de febrero de 2022

EFFETÁ

 Mc 7, 31 37

En aquel tiempo, dejando Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del mar de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga las manos.
Él, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua.
Y, mirando al cielo, suspiró y le dijo:
«Effetá» (esto es: «ábrete»).
Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba correctamente.
Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos.
Y en el colmo del asombro decían:
«Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos».

EFFETÁ

"Effetá", ábrete. Es lo que le dijo Jesús a uno de sus seguidores que era sordo y por el que intercedieron ante Él para que le curase.

Nosotros también deberíamos interceder por el mundo para que Dios lo cure. El "Éffetá" para la humanidad es urgente. 

"Effetá", cura también mi sordera, Señor, para que pueda oír con más nitidez lo que me dice tu Corazón.




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