sábado, 25 de diciembre de 2021

SE ALEGRA MI ESPÍRITU EN DIOS

 Lc 1, 46-56

En aquel tiempo, María dijo:
«Proclama mi alma la grandeza del Señor, “se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava”.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: “su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”.
Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia” - como lo había prometido a “nuestros padres” - en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

SE ALEGRA MI ESPÍRITU EN DIOS

María no solo se alegra, sino que se alegra su espíritu. Y en Dios. Alegrarse en Dios es otra de las cosas que nos enseña maría.

Alegrarnos en Dios es alegrarnos de su voluntad en nosotros y para con el mundo. Nuestro espíritu debe alegrarse con Dios y en Dios.

María se alegra en Dios aprendiendo a seguir su Voluntad hasta el Sí más absoluto. Sigamos su ejemplo.



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