martes, 21 de junio de 2022

SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO

 Lc 9, 11b-17

En aquel tiempo, Jesús se puso hablaba a la gente del reino de Dios y sanaba a los que tenían necesidad de curación.
El día comenzaba a declinar. Entonces, acercándose los Doce, le dijeron:
«Despide a la gente; que vayan a las aldeas y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en descampado».
Él les contestó:
«Dadles vosotros de comer».
Ellos replicaron:
«No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer para toda esta gente».
Porque eran unos cinco mil hombres.
Entonces dijo a sus discípulos:
«Haced que se echen sienten en grupos de unos cincuenta cada uno».
Lo hicieron así y dispusieron que se sentaran todos.
Entonces, tomando él los cinco panes y los dos peces y alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los iba dando a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y recogieron lo que les había sobrado: doce cestos de trozos.

DADLES VOSOTROS DE COMER

En el día grande del Corpus, en el que celebramos que Jesús se quedó entre nosotros con su Cuerpo y su Sangre, nos dice que demos nosotros de comer a todo aquel que lo necesite.

Quizá su Cuerpo no se limite a ser el Pan eucarístico que se parte y se comparte. Quizá su cuerpo sea también todo aquel que necesita una mano, un abrazo y una ayuda, sea la que sea.

El Cuerpo de Cristo, Carne y Sangre, milagro cotidiano que se da ante nuestros ojos. Pero también el Cuerpo de Cristo se da ante nuestros ojos en forma de prójimo. Dadles vosotros de comer.

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