viernes, 14 de octubre de 2022

LA LEVADURA Y LA HIPOCRESÍA

 Lc 12,1-7


En aquel tiempo, miles y miles de personas se agolpaban hasta pisarse unos a otros. Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos:
«Cuidado con la levadura de los fariseos, o sea, con su hipocresía. Nada hay cubierto que no llegue a descubrirse, nada hay escondido que no llegue a saberse. Por eso, lo que digáis de noche se repetirá a pleno día, y lo que digáis al oído en el sótano se pregonará desde la azotea. A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden hacer más. Os voy a decir a quién tenéis que temer: temed al que tiene poder para matar y después echar al infierno. A éste tenéis que temer, os lo digo yo. ¿No se venden cinco gorriones por dos cuartos? Pues ni de uno solo se olvida Dios. Hasta los pelos de vuestra cabeza están contados. Por lo tanto, no tengáis miedo: no hay comparación entre vosotros y los gorriones.»

LA LEVADURA Y LA HIPOCRESÍA

Jesús hoy nos pone en guardia contra la levadura de los hipócritas. La levadura aumenta el tamaño de la masa y si la levadura es la hipocresía, ¿qué haremos?

Dar gracias, ser amor, ser uno en Jesús. Esa es la levadura que debe hacer crecer la masa.

Debemos ser levadura que aumente la masa del amor, de la misericordia. Así todos sabrán cuál es el verdadero rostro de Dios.


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