lunes, 17 de octubre de 2022

RICO ANTE DIOS

 Lc 12,13-21

En aquel tiempo, dijo uno de entre la gente a Jesús:
«Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia».
Él le dijo:
«Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre vosotros?».
Y les dijo:
«Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes».
Y les propuso una parábola:
«Las tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos, diciéndose:
“¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha”.
Y se dijo:
“Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el trigo y mis bienes. Y entonces me diré a mí mismo: alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente”.
Pero Dios le dijo:
“Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?”
Así es el que atesora para sí y no es rico ante Dios».

RICO ANTE DIOS
Como en todo lo espiritual, los parámetros humanos tienen poco que ver con los divinos. Ser rico en la tierra tiene poco que ver con ser rico ante Dios.
Pensemos qué será eso, cómo seremos ricos ante Dios. ¿Dinero, poder, posesiones...? ¿O serán otras las riquezas.
Seamos ricos en Amor, ricos en Misericordia. Esas son las riquezas que podremos ofrecer ante Él.

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