martes, 30 de mayo de 2017

TE RUEGO POR ELLOS

Jn 17, 1-1 la
En aquel tiempo, levantando los ojos al cielo, dijo Jesús: «Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique y, por el poder que tú le has dado sobre toda carne, dé la vida eterna a todos los que le dado sobre todo carne, dé la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo.
Yo te he glorificado sobre la tierra, he llevado a cabo la obra que me encomendaste.Y ahora, Padre, glorifícame junto a ti, con la gloria que yo tenía junto a ti antes que el mundo existiese.
He manifestado tu nombre a los que me diste de en medio del mundo. Tuyos eran, y tú me los diste, y ellos han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todo lo que me diste procede de ti, porque yo les he comunicado las palabras que tú me diste, y ellos las han recibido, y han conocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me has enviado.
Te ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por estos que tú me diste, porque son tuyos. Y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y en ellos he sido glorificado. Ya no voy a estar en el mundo, pero ellos están en el mundo, mientras yo voy a ti».

YO VOY A TI

Hoy la liturgia nos regala parte del capítulo 17 del evangelio de san Juan. Un discurso de Jesús excelente en el que nos explica la relación entre Él, el Padre y nosotros.
Jesús tuvo una intensa y fructífera relación con el Padre mientras estuvo entre nosotros hasta el punto de que le llamaba "papá" , Abba. Así llaman aún hoy los niños a sus padres en Israel.
Así, con ese cariño, con ese amor y ternura deberíamos dirigirnos a Dios, sabiendo que es nuestro Abba, nuestro papá que siempre nos espera con los brazos abiertos para abrazar.

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