Lc 8, 1-3
En aquel tiempo, Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, proclamando y anunciando la Buena Noticia del reino de Dios, acompañado por los Doce y por algunas mujeres, que él había curado de espíritus malos y de enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes; Susana y otras muchas que le servían con sus bienes.
OTRAS MUCHAS LE SERVÍAN CON SUS BIENES
En el evangelio de hoy se pone de relieve la compañía de mujeres entre los discípulos de Jesús. En aquellos tiempos la mujer tenía muy poco valor en la sociedad y no contaba prácticamente para nada.
Afortunadamente ya no es así, sino que la mujer tiene un papel decisivo. Y hoy también es parte decisiva de los discípulos de Jesús. La realidad es que en las iglesias hay mayoría aplastante de mujeres.
Pongamos todos, hombres y mujeres, nuestros dones y carismas al servicio de Jesús y su misión de proclamar el Reino de Dios en nuestra realidad diaria. Sirvámosle con nuestra vida, el mayor bien que tenemos.
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