domingo, 25 de marzo de 2018

LUNES SANTO

Jn 12, 1-11
Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa.
María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume.
Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice: «¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los pobres?».
Esto lo dijo, no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón; y como tenía la bolsa, se llevaba de lo que iban echando.
Jesús dijo: «Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis».
Una muchedumbre de judíos se enteró de que estaba allí y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos.
Los sumos sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos, por su causa, se les iban y creían en Jesús.

LUNES SANTO
Seis días antes de la Pascua, sabiendo Jesús lo que le esperaba, quiso visitar a sus amigos en Betania y pasar un buen rato con ellos. Marta le servía.
Allí le ungieron con un perfume caro. Y ante quien, hipócritamente, reprochó este gesto, Jesús alabó este regalo. A los pobres los tendremos siempre. dijo.
Jesús se preparaba a su Pasión y quiso hacerlo con sus amigos.  Lunes de nostalgia que suena a despedida. Lunes de amistad, lunes santo, lunes de Betania.




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