miércoles, 21 de marzo de 2018

YO SOY

Juan 8,51-59
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «En verdad, en verdad os digo: quien guarda mi palabra no verá la muerte para siempre».
Los judíos le dijeron: «Ahora vemos claro que estás endemoniado; Abrahán murió, los profetas también, ¿y tú dices: "Quien guarde mi palabra no gustará la muerte para siempre"? ¿Eres tú más que nuestro padre Abrahán, que murió? También los profetas murieron, ¿por quién te tienes?».
Jesús contestó: «Si yo me glorificara a mi mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien vosotros decís: "Es nuestro Dios", aunque no lo conocéis. Yo sí lo conozco, y si dijera: "No lo conozco" sería, como vosotros, un embustero; pero yo lo conozco y guardo su palabra. Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi día; lo vio, y se llenó de alegría».
Los judíos le dijeron: «No tienes todavía cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?»
Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: antes de que Abrahán existiera, yo soy».
Entonces cogieron piedras para tirárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo.

QUIEN GUARDA MI PALABRA
Estamos en los últimos días antes de la Pascua y la tensión entre Jesús y los judíos era evidente. Los diálogos que nos ofrece la Escritura así nos lo demuestra.
Hoy nos dice Jesús que quien guarda su palabra no verá la muerte para siempre. Y esto enfadó a los que lo oían. Se comparaba a Dios y se hacía Dios.
Él lo era, pero ellos no lo creían. Jesús, Dios y hombre, Palabra hecha carne les estaba hablando. lo estaban viendo y no lo creían. Por eso, guardemos su Palabra, para ofrecerla al mundo y que el mundo lo conozca.


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