miércoles, 19 de diciembre de 2018

FIAT

Lc 1, 26-38
En el mes sexto, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».
Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél.
El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».
Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?»
El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, “porque para Dios nada hay imposible”».
María contestó: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».
Y el ángel se retiró.
FIAT
Hoy es el evangelio del Fiat. Nos cuenta cómo María dijo Sí al Señor. Un Sí de entrega, de servicio, de humildad y de confianza ciega en el Señor.
Se fió, dijo "Hágase" y Dios se hizo hombre. Hoy también la liturgia nos regala una Antífona del Magníficat en el que llama a Jesús Llave y Cetro. 
Donde Él abre nadie puede cerrar y donde cierra, nadie puede abrir. Él fue la Llave que nos abrió las puertas del Reino y desde entonces resuena el Fiat de María.
¡OH, LLAVE DE DAVID Y CETRO DE LA CASA DE ISRAEL, QUE ABRES Y NADIE PUEDE CERRAR, CIERRAS Y NADIE PUEDE ABRIR, VEN Y LIBRA A LOS CAUTIVOS QUE VIVEN EN TINIEBLAS Y EN SOMBRA DE MUERTE!



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