domingo, 16 de diciembre de 2018

¡OH, SABIDURÍA!

Mt 1, 1- 17
Libro del origen de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán.
Abrahán engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá y a sus hermanos. Judá engendró, de Tamar, a Farés y a Zará, Farés engendró a Esrón, Esrón engendró a Arán, Arán engendró a Aminadab, Aminadab engendró a Naasón, Naasón engendró a Salmón, Salmón engendró, de Rahab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed engendró a Jesé, Jesé engendró a David, el rey.
David, de la mujer de Urías, engendró a Salomón, Salomón engendró a Roboán, Roboán engendró a Abías, Abías engendró a Asaf, Asaf engendró a Josafat, Josafat engendró a Jorán, Jorán engendró a Ozías, Ozías engendró a Joatán, Joatán engendró a Acaz, Acaz engendró a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés engendró a Amós, Amós engendró a Josías; Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia.
Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel engendró a Zorobabel, Zorobabel engendró a Abiud, Abiud engendró a Eliaquín, Eliaquín engendró a Azor, Azor engendró a Sadoc, Sadoc engendró a Aquín, Aquín engendró a Eliud, Eliud engendró a Eleazar, Eleazar engendró a Matán, Matán engendró a Jacob; y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
Así, las generaciones desde Abrahán a David fueron en total catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta el Cristo catorce.

CON FIRMEZA Y SUAVIDAD
Hoy, 17 de diciembre, empieza la última semana antes de Navidad. Por ello la liturgia pone especial énfasis en celebrarlo solemnemente y estos 7 días que faltan para la llegada de Jesús son muy especiales.
Sobresale en todos estos días la antífona del Magníficat, en Vísperas. Son como piropos, elogios a Jesús, flores que le regalamos, preparando su venida, rogándole con cariño que llegue ya. Son especialmente bonitas y profundas. La de hoy nos habla de Jesús como Sabiduría y que lo ordena todo con firmeza y suavidad.
Y así me imagino a Jesús: firme y suave, juez y misericordioso, fuerte y sencillo. ¡Ven, Señor y no tardes!
¡OH, SABIDURÍA, QUE BROTASTE DE LOS LABIOS DEL ALTÍSIMO, ABARCANDO DEL UNO AL OTRO CONFÍN Y ORDENÁNDOLO TODO CON FIRMEZA Y SUAVIDAD! ¡VEN Y MUÉSTRANOS EL CAMINO DE LA SALVACIÓN!



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