domingo, 5 de mayo de 2019

CAMINANDO SOBRE EL MAR


 Jn 6, 22-29

Después de que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el mar.
Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar notó que allí no había habido más que una barca y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos.
Entretanto, unas barcas de Tiberiades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan después que el Señor había dado gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.
Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron:
«Maestro, ¿cuándo has venido aquí?»
Jesús les contestó:
«En verdad, en verdad os digo: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios».
Ellos le preguntaron:
«Y, ¿qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?»
Respondió Jesús:
«La obra de Dios es esta: que creáis en el que él ha enviado».

LA OBRA DE DIOS

Jesús, en su vida pública, después de a multiplicación de los panes, se encontró con sus discípulos en el lago Tiberíades. Mejor, sus discípulos lo encontraron.

¿Cómo has venido aquí?, le dijeron. Se sorprendieron de que, de repente, Jesús apareciese. Y es que Jesús, de repente, se presenta en nuestra vida cambiándolo todo.

La obra de Dios es que creamos en que Jesús ha venido a hablarnos de la misericordia de Dios y de su Amor. Sencillo, solo hay que ponerse a ello.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.