martes, 30 de julio de 2019

SE FUE A CASA


Mt 13, 36-43

En aquel tiempo, Jesús dejó a la gente y se fue a casa.

Los discípulos se le acercaron a decirle: «Acláranos la parábola de la cizaña en el campo».

Él les contestó: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles.

Lo mismo que se arranca la cizaña y se echa al fuego, así será al final de los tiempos: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles y arrancarán de su reino todos los escándalos y a todos los que obran iniquidad, y los arrojarán al horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga».


SE LE ACERCARON

El evangelio de hoy comienza diciéndonos que los discípulos querían hablar a Jesús y "se le acercaron". Y es que, cuando queremos hablar con alguien, vamos a su encuentro.

Cuando queramos hablar con Jesús tenemos que "acercarnos" a Él, estar algo más cerca y compartir lo que nos preocupa o nos alegra.

Acercarnos, hablar con Él, reposar nuestra cabeza en su hombro y compartir con Jesús la vida. 


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