domingo, 7 de julio de 2019

XIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


Lc 10, 1-9

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.

¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino.

Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa". Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.

Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa.

Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella y decidles: "El reino de Dios. ha llegado a vosotros"».


¡PONEOS EN CAMINO!

El evangelio de este domingo nos dice que la mies es abundante y los obreros pocos. A veces nos quedamos ahí y no seguimos leyendo. Inmediatamente después nos dice: ¡Poneos en camino! Y esa invitación es tan importante como la anterior. Ponerse en camino es la actitud coherente del cristiano que pretende trabajar en la mies. 

Así, como nos dice Isaías, podremos llegar a la paz, llevando la riqueza del conocimiento de Dios a todas las naciones, siendo consolados por el mismo Dios, el gran Consolador. Siendo así, la tierra entera aclamará su nombre, alegrándose en Él, según nos canta bellamente el Salmo de hoy.

Criaturas nuevas para el mundo, gloriándonos en la Cruz de nuestro Señor Jesucristo, donde la paz y la misericordia sean las directrices de la humanidad. La actitud es ponerse en camino; lo demás llegará por añadidura.




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