viernes, 9 de agosto de 2019

SANTA TERESA BENEDICTA


Mt 25, 1-13

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «El reino de los cielos se parece a diez vírgenes que tomaron sus lámpara y salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes.

Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: “¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!”

Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: “Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas”. Pero las prudentes contestaron: “Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis”.

Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo: “Señor, señor, ábrenos”.

Pero él respondió: “En verdad os digo que no os conozco”. Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».

VELAD

Hoy celebramos a Santa Teresa Benedicta de la Cruz, (Edith Stein). Fue judía de nacimiento, se convirtió al cristianismo después de una intensa vida académica y universitaria. Y en su madurez religiosa entró a formar parte de una Comunidad de Monjas Carmelitas.

Allí escribió libros sobre la espiritualidad de la Cruz, cómo vivirla y cómo entender ese camino tan difícil que escogió Jesús. Ella, fiel discípula, murió en un campo de concentración. 

Siempre en vela,como nos recomienda hoy el evangelio, siempre buscando la interioridad hacia una vivencia más intensa de la unión con Jesús a través de la Cruz. Un ejemplo para todos nosotros. 


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