jueves, 12 de septiembre de 2019

NO SE LO RECLAMES


Lc 6, 27-38


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«A vosotros los que me escucháis os digo: amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os calumnian.
Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, no le impidas que tome también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames.
Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien solo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores hacen lo mismo.
Y si prestáis a aquellos de los que esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo.
Por el contrario, amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; será grande vuestra recompensa y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los malvados y desagradecidos.
Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros».


¿QUÉ MÉRITO TENÉIS?

Jesús hoy, una vez más, en su discurso del evangelio va contra corriente. Nos pide no solo amar a nuestros amigos y familiares. Si solo los amamos a ellos, ¿qué mérito tenemos?

Lo difícil, el do de pecho, el amor desinteresado, como el suyo, va más allá. Amar incluso a aquellos que no nos aman o que pretenden hacernos daño.

Eso es evangelio puro, Amar como Él ama y nos ama. A todos, sin excepción. 



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