domingo, 1 de agosto de 2021

XVIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

  Jn 6, 24-35

En aquel tiempo, cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.
Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron:
«Maestro, ¿cuándo has venido aquí?»
Jesús les contestó:
«En verdad, en verdad os digo: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a este lo ha sellado el Padre, Dios».
Ellos le preguntaron:
«Y, ¿qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?»
Respondió Jesús:
«La obra que Dios es esta: que creáis en el que él ha enviado»
Le replicaron:
«¿Y qué signo haces tú, para que veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: “Pan del cielo les dio a comer “».
Jesús les replicó:
«En verdad, en verdad os digo: no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo».
Entonces le dijeron:
Señor, danos siempre de este pan».
Jesús les contestó:
«Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás».

EL SEÑOR LES DIO PAN DEL CIELO

El Señor nos dio pan del cielo. Pan que alimenta cuerpo y alma. Su propio Cuerpo y su Sangre que dan vida. Ante esta verdad de fe nos seguimos arrodillando dando culto y adoración a Nuestro Señor. Señor de nuestro cuerpo y alma.

Se nos dio de tal forma que murió por nosotros. Pero no le pareció suficiente y nos dio su Cuerpo, Pan del cielo, Pan de vida. 

No hay mayor alimento. No hay mejor alimento. Nadie nos ama como Él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.