martes, 10 de agosto de 2021

Y SE SACIARON

 Mt 14, 13-21

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de allí en barca, a solas, a un lugar desierto. Cuando la gente lo supo, lo siguió por tierra desde los poblados.
Al desembarcar vio Jesús una multitud, se compadeció de ella y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle:
«Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer».
Jesús les replicó:
«No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer».
Ellos le replicaron:
«Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces».
Les dijo:
«Traédmelos».
Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos y se saciaron y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.

Y SE SACIARON

Así es cuando tratamos con Jesús: siempre nos sacia, de su vida, de su doctrina, de su amor, de su misericordia.

Pero para saciarnos debemos querer hacerlo. Jesús siempre nos espera, siempre deseando darnos su amor.

Que Dios siempre se vuelque en nosotros hasta ser nuestro Divino huésped. El Amor quiere ser amor en nosotros. 

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