domingo, 21 de noviembre de 2021

PERO ÉL GRITABA MÁS FUERTE

 Lc 18, 35-43

Cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna.
Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le informaron:
«Pasa Jesús Nazareno».
Entonces empezó a gritar:
«¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!»
Los que iban delante le regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte:
«¡Hijo de David, ten compasión de mí!»
Jesús se paró y mandó que se lo trajeran.
Cuando estuvo cerca, le preguntó:
«¿Qué quieres que haga por ti?»
Él dijo:
«Señor, que recobre la vista».
Jesús le dijo:
«Recobra la vista, tu fe te ha salvado».
Y enseguida recobró la vista y lo seguía, glorificando a Dios.
Y todo el pueblo, al ver esto, alabó a Dios.

PERO ÉL GRITABA MÁS FUERTE

Hoy el evangelio es un ejemplo de que, aunque todos te digan lo contrario, si quieres seguir a Jesús, hazlo. Porque nadir lo entenderá más que tú.

Cuando todo te diga no, tú di sí. Un sí a Jesús grande y generoso que enseñe a todos cómo y cuál es el amor verdadero, el que nos ofrece y da Dios.

Grita más fuerte que nadie, en las azoteas y las plazas, que Dios es Amor.

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