lunes, 1 de noviembre de 2021

SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS

 Mt 5, 1-12a

En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo:
«Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo».

TODOS LOS SANTOS

Hoy celebramos a todos los santos, todos aquellos que están viendo continuamente a Dios, viviendo siempre con Él, allí donde la palabra siempre tiene sentido. Vivir en Dios para siempre, ¿podríamos llamar así a las bienaventuranzas?

Vivirlas, hacerlas vida y con Dios, en Dios, para Dios, por Dios. Todos los santos nos acompañan, todos los santos viven, todos los santos hacen vida ya lo que deseamos aquí en la tierra, a lo que aspiramos día tras día los cristianos.

Allí, viviendo en su Corazón, donde no hay tristeza ni pesar, donde el Amor ya ha vencido, donde la belleza es infinita y la alegría reina de verdad en los corazones. Allí están ellos ya, todos los santos. Pidámosles que nos ayuden a llegar. 

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