martes, 9 de noviembre de 2021

SIGNOS

 Jn 2, 13-22

Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo:
«Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre».
Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito:
«El celo de tu casa me devora».
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron:
«¿Qué signos nos muestras para obrar así?»
Jesús contestó:
«Destruid este templo, y en tres días lo levantaré».
Los judíos replicaron:
«Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?»
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y creyeron a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.

SIGNOS

La historia se repite. A Jesús le pedían signos y solo les dio el signo de los tres días, de la resurrección, pero ellos no lo entendieron.

A nosotros muchas veces nos piden signos y pruebas de la existencia de Dios, nos piden evidencias de que Dios existe.

¡Y hay tantas que sería un no parar!: respirar, ver, oler, el cielo, las nubes, la lluvia, nuestros padres, nuestros amigos, una célula, el universo... Y todos piden signos, pero nadie los ve. 

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