martes, 13 de septiembre de 2022

NO LLORES

 Lc 7, 11-17

En aquel tiempo, iba Jesús camino de una ciudad llamada Naín, y caminaban con él sus discípulos y mucho gentío.
Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la ciudad la acompañaba.
Al verla el Señor, se compadeció de ella y le dijo:
«No llores».
Y acercándose al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo:
«¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!»
El muerto se incorporó y empezó a hablar, y se lo entregó a su madre.
Todos, sobrecogidos de temor, daban gloria a Dios, diciendo:
«Un gran Profeta ha surgido entre nosotros», y «Dios ha visitado a su pueblo.»
Este hecho se divulgó por toda Judea y por toda la comarca circundante.

NO LLORES

Lo dijo Jesús, y a una madre que iba a enterrar a su hijo. ¡Qué dolor no tendría esa madre! Pero Él sabía que ese no es el final.

Y se lo dijo al joven: "¡Levántate!" Y se levantó. Y resucitó. Las lágrimas ya no tenían sentido porque Dios visita a su pueblo.

No llores. Ten fe.

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