miércoles, 10 de agosto de 2016

ATAR Y DESATAR

 Mt 18, 15-20

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si tu hermano peca contra ti, repréndelo estando los dos a solas. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un pagano o un publicano.
En verdad os digo que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en los cielos.
Os digo, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en los cielos. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».


DONDE DOS O TRES ESTÁN REUNIDOS EN MI NOMBRE


Mateo, en el evangelio de hoy, nos regala esta frase genial. Dios, la Santísima Trinidad, es comunión, vida en comunidad. Y nosotros, creados a su imagen y semejanza, estamos hechos para vivir en comunidad y en comunión.

De ahí la frase que encabeza este comentario. Donde estemos reunidos EN SU NOMBRE, allí está Él. Y muchas veces esta realidad pasa desapercibida cuando nos reunimos los cristianos.

Y donde Jesús se hace más presente es, sin duda, en la Eucaristía. Por eso en muchas de nuestras fiestas y celebraciones el centro es la santa Misa. Y no nos preocupemos por el número... con sólo dos o tres Él ya se hace presente. Teniendo esto en cuenta, viviremos de otra forma nuestras fiestas y celebraciones. 



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