viernes, 14 de octubre de 2016

MILES Y MILES DE PERSONAS SE AGOLPABAN

Lc 12, 1-7

En aquel tiempo, miles y miles de personas se agolpaban. Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuidado con la levadura de los fariseos, que es la hipocresía, pues nada hay cubierto que no llegue a descubrirse, ni nada escondido que no llegue a saberse.
Por eso, lo que digáis en la oscuridad será oído a plena luz, y lo que digáis al oído en recámaras se pregonará desde la azotea.
A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, y después de esto no pueden hacer más.
Os voy a enseñar a quién tenéis que temer: temed al que, después de la muerte, tiene poder para arrojara a la “gehenna”. A ese tenéis que temer, os lo digo yo.
¿No se venden cinco pájaros por dos céntimos? Pues ni de uno solo se olvida Dios.
Más aún, hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados.
No tengáis miedo: valéis más que muchos pájaros».


 HASTA LOS CABELLOS DE VUESTRA CABEZA ESTÁN CONTADOS


La liturgia comienza hoy con el capítulo 12 del evangelio de Lucas diciéndonos que miles de personas se agolpaban para oír a Jesús. ¡Qué poder no tendría su palabra!

Y hoy lo sigue teniendo. Su Palabra trasciende y traspasa corazones y conciencias para que vivamos como verdaderos discípulos suyos. Él nos tiene de su mano.

Hasta los cabellos de nuestra cabeza están contados... no por vigilancia extrema, sino  por amor hasta el extremo de un Dios enamorado de su criatura a la que sigue entregando todo su ser día tras día en la Palabra y en la Eucaristía.


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