lunes, 17 de octubre de 2016

RICOS ANTE DIOS

Lc 12, 13-21

En aquel tiempo, dijo uno de entre la gente a Jesús: «Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia».
Él le dijo: «Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre vosotros?».
Y les dijo: «Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes».
Y les propuso una parábola: «Las tierras de un hombre produjeron una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos, diciéndose: "¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha".
Y se dijo: "Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el trigo y mis bienes. Y entonces me diré a mí mismo: alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente"
Pero Dios le dijo: "Necio, esta noche te van a reclamar el alma, ¿de quién será lo que has preparado?"
Así es el que atesora para sí y no es rico ante Dios».


GUARDAOS DE TODA CLASE DE CODICIA


Una de las características de Jesús es que era muy claro y directo hablando, no se andaba con medias tintas. Y en el evangelio de hoy nos dice "Guardaos de toda clase de codicia".

El tener por el tener, tan representativo de la sociedad actual, es en lo que no debemos caer. Codicia, ambición, avaricia... ya suenan feo y mal, sólo nombrarlas. 

Pues guardémonos de todo ello, seamos generosos, que seamos mucho más de lo que tengamos, y que seamos personas de alma limpia, sin dobleces, generosos y desprendidos. 





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