sábado, 4 de marzo de 2017

SÁBADO DESPUÉS DE CENIZA

 Lc 5, 27-32

En aquel tiempo, vio Jesús a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme».
Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. Y murmuraban los fariseos y los escribas diciendo a los discípulos de Jesús: «¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?».
Jesús les respondió: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan».


SÍGUEME


Seguirte a Ti es nuestro tesoro. Seguirte, aunque se tuerzan los caminos. Seguirte aunque tu Nombre sea olvidado. Seguirte, aunque se cierna la noche.

Seguirte más allá de nuestras dudas y de nuestros entusiasmos. Seguirte con el corazón y con el alma, Seguirte con todas nuestras fuerzas.

Como Pedro, como Felipe, como Natanael, como te siguieron los primeros, pasados, como ellos, a fuego por la Pascua para ser de veras lo que ya somos y lo que todavía seremos. Amén.



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