martes, 15 de marzo de 2022

I DOMINGO DE CUARESMA

 Lc 4, 1-13

En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y el Espíritu lo fue llevando durante cuarenta días por el desierto, mientras era tentado por el diablo.
En todos aquellos días estuvo sin comer, y al final, sintió hambre.
Entonces el diablo le dijo:
«Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan».
Jesús le contestó:
«Está escrito: "No sólo de pan vive el hombre"».
Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo:
Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me ha sido dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo».
Respondiendo Jesús, le dijo:
«Está escrito: "Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto"».
Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo:
«Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: "Ha dado órdenes a sus ángeles acerca de ti, para que te cuiden", y también: "Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con ninguna piedra"».
Respondiendo Jesús, le dijo:
«Está escrito: "No tentarás al Señor, tu Dios"».
Acabada toda tentación el demonio se marchó hasta otra ocasión.

TENTACIONES

El primer domingo de Cuaresma está dedicado a los días que Jesús pasó en el desierto preparándose para su misión, el principal testimonio que debía dar en su vida terrena.

Y el diablo lo tentó, o lo intentó. Jesús amaba al Padre como solo se aman en la Trinidad. Padre e Hijo tienen una unión indisoluble basada en el Amor.

Por eso no sucumbió a la tentación, por eso salió victorioso. Su mente y su corazón estaban puestos en la meta: entregarse por Amor. Y eso, ninguna tentación puede vencerlo.

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