martes, 15 de marzo de 2022

SÁBADO DESPUÉS DE CENIZA

 Lucas 5, 27-32

En aquel tiempo, vio Jesús a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
«Sígueme».
Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. Y murmuraban los fariseos y sus escribas diciendo a los discípulos, de Jesús:
«¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?».
Jesús les respondió:
«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan».  

COME CON PECADORES

Es la acusación que le hicieron los fariseos. Comer con pecadores, vaya delito. ¡Y era Jesús!

Él no hacía acepción e personas, todos somos iguales para Él, nos quiere a todos como hermanos, sin excepción.

Pecadores, santos, altos, bajos, hombres, mujeres... para él no hay diferencias. Come y bebe con todos y lo haría incluso con nosotros, aun siendo pecadores.



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