martes, 14 de febrero de 2023

COMO CORDEROS EN MEDIO DE LOBOS

 Lc 10,1-9

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía:
«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa". Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa en casa.
Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella, y decidles: "El reino de Dios ha llegado a vosotros"».

COMO CORDEROS EN MEDIO DE LOBOS
Así nos sentimos los cristianos muchas veces. Corderos en medio de un mundo de lobos que solo saben morder y desgarrar.
Desgarrar todo aquello que se encuentran en el camino, incluso a sus hermanos, a su prójimo, a su familia.
Y a nosotros, los "corderos", nos toca reparar, sanar, acariciar y ser bálsamo de cada herida, haciendo que cicatrice todo desgarro espiritual. Así, corderos entre lobos.

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