domingo, 12 de febrero de 2023

IV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 Mt 5,1-12a

En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo:
«Bienaventurados los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los mansos,
porque ellos heredarán la tierra.
Bienaventurados los que lloran,
porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia,
porque ellos quedarán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que trabajan por la paz,
porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo».
BIENAVENTURADOS
El evangelio de hoy pone a nuestra consideración las bienaventuranzas, líneas maestras de conducta que deberían estar grabadas en nuestro corazón haciendo así realidad el Reino aquí y ahora.
Pero no es tan fácil ponerlas en práctica. Debemos ser pobres de espíritu, misericordiosos, profundamente solidarios con nuestros hermanos y ofrecer toda persecución.
El Reino está aquí, con nosotros, en nosotros cuando vivimos las bienaventuranzas. Tenemos el mejor Maestro.

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