domingo, 12 de febrero de 2023

SE ADMIRABA DE SU FALTA DE FE

 Mc 6,1-6

En aquel tiempo, Jesús se dirigió a su ciudad y lo seguían sus discípulos.
Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada:
«¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada? ¿Y esos milagros que realizan sus manos? ¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?».
Y se escandalizaban a cuenta de él.
Les decía:
«No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa».
No pudo hacer allí ningún milagro, solo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se admiraba de su falta de fe.
Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.
SE ADMIRABA DE SU FALTA DE FE
Hoy es al revés: Jesús  se admiraba de su falta de fe. Ante tanta prueba, milagro, curación... era incomprensible que no tuvieran fe.
Eran los que más sabían de la Biblia, de la tradición, de la Ley y, sin embargo, no acababan de entender que Aquel a quien tenían delante era el Mesías esperado por Israel.
Estemos atentos, no sea que Jesús esté delante de nosotros y no le recoozcamos. 

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