domingo, 12 de febrero de 2023

V DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 Mt 5,13-16

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?
No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.
Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.
Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.
Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos».
LA SAL Y LA LUZ
Siempre que la liturgia nos ofrece este evangelio tan bonito tenemos que pararnos en comentar la luz y la sal, a las que nos compara Jesús cuando somos verdaderos cristianos.
Debemos dar testimonio y, como la sal, sin que se nos vea, pero se nos note, impregnar la sociedad de cristianismo y b0ndad. Y como la luz, que sí se ve, dando calor e iluminando a las almas.
Sin que se note, a veces, y con toda la fuerza de la luz, otras demos testimonio de Jesús, de su Bondad, de su Misericordia, de su Amor infinito a los hombres.

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