domingo, 26 de febrero de 2023

SÁBADO DESPUÉS DE CUARESMA

 Lc 5,27-32

En aquel tiempo, vio Jesús a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
«Sígueme».
Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. Y murmuraban los fariseos y sus escribas diciendo a los discípulos de Jesús:
«¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?».
Jesús les respondió:
«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan».
PUBLICANOS Y PECADORES
Le echaban en cara a Jesús que comiera con publicanos y pecadores, que hablase y conviviese con ellos.
¿Cómo no? Si no, no sería Jesús, el salvador, el que vino a llamar a los pecadores, el que vino a enseñarnos el Amor con mayúsculas.
Amar a todos, sin excepción. Y antes que nada, a aquellos que más lo necesitan. Era Jesús y nosotros, sus discípulos.

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