martes, 5 de abril de 2016

EL HIJO DEL HOMBRE TIENE QUE SER LEVANTADO

Jn 3, 5a. 7b-l 5

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: «Tenéis que nacer de nuevo; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu». Nicodemo le preguntó: «¿Cómo puede suceder eso?» Le contestó Jesús: «¿Tú eres maestro en Israel, y no lo entiendes? En verdad, en verdad re digo; hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero no recibís nuestro testimonio. Si os hablo de las cosas terrenas y no me creéis, ¿cómo creeréis si os hable de las cosas celestiales? Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna».


DAMOS TESTIMONIO DE LO QUE HEMOS VISTO


Sólo el Espíritu y un nuevo nacimiento nos pueden hacer acoger en nuestra vida y en nuestro interior a un Dios revelado por el Amor y en el Amor.

No creemos en "algo", creemos en "Alguien", y ese Alguien nos hace renacer, pero no de cualquier manera, sino renacer "del agua y del Espíritu".

Tenemos una fe "vieja" y esa fe debe volver a nacer. La fe no es doctrina, es Vida y debe ser vida nueva. 



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