viernes, 20 de mayo de 2016

LOS CREÓ HOMBRE Y MUJER


 Mc 10, 1-12


En aquel tiempo, Jesús se marchó a Judea y a Transjordanía; otra vez se le fue reuniendo gente por el camino, y según costumbre les enseñaba. Acercándose unos fariseos, le preguntaban para ponerlo a prueba: «¿Le es licito a un hombre repudiar a su mujer?». Él les replicó: «¿Qué os ha mandado Moisés?». Contestaron: «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla». Jesús les dijo: «Por la dureza de vuestro corazón dejó escrito Moisés este precepto. Pero al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre». En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. El les dijo: «Si uno repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio».


SEGÚN COSTUMBRE, LES ENSEÑABA


Jesús es el mejor pedagogo y, como tal, solía enseñar de palabra y de obra, con el Corazón; convencía por su persona.

De Él debemos aprender a convencer con nuestras obras, que es el mejor argumento, siendo nosotros los primeros convencidos de que Jesús es el verdadero fundamento de la vida.

Tengamos corazón de niño y sigamos el camino de la humildad; sólo así seremos capaces de tener un corazón abierto a las enseñanzas de Jesús. 



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