lunes, 30 de mayo de 2016

UN HOMBRE PLANTÓ UNA VIÑA


Mc 12, 1-12


En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes, a los escribas y a los ancianos: «Un hombre plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó un lagar, construyó un torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos. A su tiempo, envió un criado a los labradores, para percibir su tanto del fruto de la viña. Ellos lo agarraron, lo azotaron y lo despidieron con las manos vacías. Les envió de nuevo otro criado; a éste lo descalabraron e insultaron. Envió a otro y lo mataron; y a otros muchos, a los que azotaron o los mataron. Le quedaba uno, su hijo amado. Y lo envió el último, pensando “Respetarán a mi hijo”. Pero los labradores se dijeron: "Éste es el heredero. Venga, lo matamos, y será nuestra la herencia". Y, agarrándolo, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña. ¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá, hará perecer a los labradores y arrendará la viña a otros. ¿No habéis leído aquel texto de la Escritura: "La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente"?» Intentaron echarle mano, porque comprendieron que había dicho la parábola por ellos; pero temieron a la gente, y, dejándolo allí, se marcharon.


 SE PUSO A HABLAR EN PARÁBOLAS


Jesús enseñaba con parábolas para que entendieran mejor el mensaje del reino que había venido a enseñar. En el evangelio de hoy nos habla de la parábola de la viña.

Nosotros somos esa viña plantada, cercada, cavada y cuidada por Dios. Él nos ama. nos cuida con delicadeza de madre, con ternura...¡Dios se desvive por nosotros!

Incluso nos dio a su Hijo. No seamos como los labradores de la parábola, que lo maltrataron y lo mataron, sino que hagamos fructificar la viña con frutos de buenas obras, alabando al Buen Dios por los beneficios que nos regala continuamente.



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