jueves, 24 de noviembre de 2016

CON GRAN PODER Y GLORIA

Lc 21, 20-28

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que entonces está cerca su destrucción.
Entonces los que estén en Judea, que huyan a los montes; los que estén en medio de Jerusalén, que se alejen; los que estén en los campos, que no entren en ella; porque estos son “días de venganza” para que se cumpla todo lo que está escrito.
¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días!
Porque habrá una gran calamidad en esta tierra y un castigo para este pueblo.
“Caerán a filo de espada”, los llevarán cautivos “a todas las naciones”, y “Jerusalén será pisoteada por los gentiles”, hasta que alcancen su plenitud los tiempos de los gentiles.
Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas.
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria.
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación».



LEVANTAOS, ALZAD LA CABEZA


No es tiempo de desfallecer. La sociedad, nuestro prójimo, los más débiles, sean por la razón que lo sean, necesitan de personas que con fe firme, con esperanza cierta que los sostengan en su tribulación.

A ejemplo de nuestro Señor, que nos animó siempre en su Palabra, como la de hoy, en la que no sólo nos dice que nos levantemos, sino que, ya en pie, alcemos la cabeza para mirar al horizonte del futuro.

El pasado ya pasó, el presente está en nuestras manos y con él podemos hacer muchas cosas. Y nuestro futuro dependerá de nuestro presente, por eso, "Levantaos, alzad la cabeza". 



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