viernes, 18 de noviembre de 2016

TODO EL PUEBLO ESTABA PENDIENTE DE ÉL

Lc 19, 45-48

En aquel tiempo, Jesús entró en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: «Escrito está: "Mi casa será casa de oración"; pero vosotros la habéis hecho una "cueva de bandidos"»
Todos los días enseñaba en el templo.
Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los principales del pueblo buscaban acabar con él, pero no sabían qué hacer, porque todo el pueblo estaba pendiente de él escuchándolo.


TODOS LOS DÍAS ENSEÑABA


A Jesús le llamaban Maestro, y en verdad lo era. Los maestros enseñan, educan, guían y encaminan y eso es lo que hacía él, con sencillez a veces, con autoridad siempre.

El evangelio de hoy nos muestra a Jesús echando a los vendedores del templo, donde Él enseñaba todos los días, por haberlo convertido en un mercado. Sólo importaba lo material. 

El templo, la iglesia debe ser una casa de oración, de encuentro con Dios en nuestro interior. Allí el Maestro nos enseñará a escuchar su Corazón para así poder escuchar al prójimo. 


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