sábado, 15 de julio de 2017

XV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Mt 13, 1-9
Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y toda la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló muchas cosas en parábolas:
«Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron.
Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda brotó enseguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó.
Otra cayó entre abrojos, que crecieron y la ahogaron.
Otra cayó en tierra buena y dio fruto: una, ciento; otra, sesenta; otra, treinta.
El que tenga oídos, que oiga».

TIERRA BUENA
Un profesor estaba explicando a sus alumnos la parábola del sembrador. Al final les preguntó quiénes querían ser "tierra buena" y todos querían ser buena tierra en la que Cristo sembrara.
Quizá esa tierra buena lleve consigo el ser humildes e inocentes como esos niños. Hay que dejarse sembrar de sencillez y fortaleza, de firmeza y naturalidad.
Nosotros también podemos y debemos ser esa tierra buena que dé el fruto al cien por cien, fruto de buenas obras para extender el Reino.



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