sábado, 26 de agosto de 2017

XXI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Mt 16, 13-20

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?».
Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas».
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?».
Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo».
Jesús le respondió: «¡Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está los cielos.
Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.
Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».
Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías.


JESÚS PREGUNTÓ A SUS DISCÍPULOS

En este domingo en el que la Iglesia recuerda a santa Mónica, madre de san Agustín, el evangelio nos regala el pasaje de Cesarea de Filipo. Jesús pregunta sobre quién piensan los discípulos que es Él. Y Pedro, el primero, le dijo que Él era el Mesías.

Hoy, para nosotros, ¿Jesús es el Mesías, nuestro Salvador? El mundo vive como si fuera salvado por cualquier otro, incluso por cosas materiales, pero no por Jesús.

Debemos volver a darle al mundo la esperanza de un Salvador, de Jesús, el Hijo de Dios, que dio su vida por nosotros. Pongamos en práctica lo que creemos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.