lunes, 26 de febrero de 2018

HACED Y CUMPLID

Mt 23, 1-12
En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a los discípulos, diciendo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen. Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar.
Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame “rabbi”.
Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “rabbi”, porque uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos.
Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo.
No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías.
El primero entre vosotros será vuestro servidor.
El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

TODOS VOSOTROS SOIS HERMANOS
¿Cuándo acabaremos de enterarnos? ¿Cuándo acabaremos de entender que Dios nos hizo a todos iguales, que somos hijos de un mismo Padre y, por tanto, hermanos?
Eso significa lo que sabemos desde hace dos mil años: "amaos unos a otros", sencillamente, porque nadie es más que nadie, todos tenemos la misma dignidad.
Nuestro Padre, Dios. Nuestro hermano, Jesús. Y nosotros, servidores unos de otros. 


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